No cabe duda de que las nuevas tecnologías ocupan cada vez
un espacio más significativo en nuestras vidas. Independientemente de que les
demos un uso profesional, académico o de ocio, la cantidad de horas al día que
pasamos usando algún tipo de dispositivo electrónico va en aumento.
La enseñanza de lenguas, como muchos otros campos, no puede
ser ajena a esta realidad. No es el objetivo barrer con los métodos que se han
usado hasta la fecha, sino mantener los que se han demostrado eficaces y quizá
completarlos o mejorarlos con la ayuda de las nuevas tecnologías.
En numerosas ocasiones se ha comentado que dos de los
factores más importantes para el aprendizaje son la memoria y la motivación.
Las nuevas tecnologías ponen al alcance tanto de los
maestros como de los aprendices multitud de recursos sumamente atractivos, de
diferentes clases, que sin duda resultarán motivadores.
El creador de contenidos, que puede ser el profesor, dispone
por tanto de una serie de herramientas que pueden permitir hacer llegar a los
alumnos la información pedagógica más relevante pero también que se acerque a
los intereses de estos últimos.
La disponibilidad de materiales en diferentes formatos
(audio, vídeo, imagen, programas interactivos…) y de herramientas de fácil uso
para la creación de cualquier tipo de actividades, así como la interacción en
redes sociales -que forman ya parte de nuestro día a día- son sin duda
instrumentos que complementarán los conocimientos de didáctica del profesor y
ayudarán, asimismo, a fomentar el aprendizaje autónomo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario